Retornaron las gaviotas
atizando la palabra
ofrecida.
Hoy no salió el sol.
Sin embargo, aún me
queda su partida.
¿Porqué no ha vuelto?
Ya no quedan rosas
rojas en mi huerto.
Diariamente las despojo
para que marchiten en
la añoranza del puerto.
De negro me viste la desolación.
Aún guardo el luto de
tu emigración.
DESESPERACIÓN.
Tornado susurrante
de insistente desilusión
pero con la convicción
del retorno.
Mar quieto e incierto.
La nada se refleja en
tu lejanía.
¡Me das la impresión de
que todo ha muerto!
Dudosa…agua salada.
Distanciándome de Él.
Mareándome en la nada.
Aguas despojadas
de olas, marejada negada.
Viento tosco, lerdo…
¡Apresúrate a traerlo!
TRISTEZA.
Penumbra conquistante
de mi roca de amor latente.
Lágrimas de desolación
arriban a enjuagar
mis ojos.
Dejando a la deriva
la eventual demora.
ESPERANZA.
El día, el sol y ÉL, llegarán.
Las gaviotas retomarán
su vuelo.
Me aferro alrededor
de la ideología de que
regresarán de nuevo.
Tal vez hoy no, pero si
en otro tiempo.
INQUIETUD.
Algo se escapa, todo
está quieto.
Sólo las gaviotas
regresaron y...
¡Él, aún no ha vuelto!
Destino incierto de
todos y de quien no
tiene nada resuelto.
PROMESA.
Volverás, no será mañana.
Lo peor… no se cuando,
ni donde estás.
Las gaviotas sobrevolaran
mañana el mar,
de seguro aquí,
pero…Él, no está.
Yo, seguiré esperando.
No daré cavidad
a mi corazón revuelto.
No apartaré
mi mirada hacia
el horizonte.
No dudaré, ni ahogaré
en la profundidad,
la ofrenda de que
Él con su amor,
como las gaviotas,
retorne.
25 /06/ 2009
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