El maestro
se quedó
callado.
¡Está llorando!
En las teclas,
de golpe,
las lágrimas
se estrellaron.
Les rodaron
hasta llegar
a mi alma.
Hasta callar
mi silencio,
que nunca
le he expresado.
Que le amo,
que por el también
las he regado.
Se le escaparon
detrás de su mas
querida alumna.
La que con afán
y esmero
había entregado,
y entrenado como a ninguna.
…Y yo aquí, por él esperando,
que me de mi clase
de piano.
22/05/09
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