Desafío
En un caserío escondido, se reconstruyó el atardecer perdido.
Unos besos adornados de flores silvestres conjugadas con la tarde gris, cubierta de un manto de lluvia y frío.
Lejano rincón olvidado, solo Dios
testigo de su martirio, de su abandono, de su desidia.
Donde se manifiesta la misericordia divina con abundantes rosas benditas.
A la derecha de una senda, un rincón desapercibido, viste con traje de moho y lirio; perfumando con aromas de leña y fuego prendido, casi consumido.
Por doquier naturaleza humedecida y un barranco predomina, que divide
nuestras vidas.
Como si por capricho no bastara el manantial confundido, revuelto y aturdido. Olvida su quimera y despierta sin sentido, desesperado por llevarse a quien suela subsanar cicatrices.
Pero volverán las aguas cristalinas y tomados de las manos; cruzan victorioso el obstáculo superado.
27/11/2008
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